«Variaciones de un hacer melancólico». Siete miradas en torno al oficio pictórico

por Magdalena Zúñiga

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Amanda Rodríguez

En la Posada del Corregidor se levanta “Variaciones de un hacer melancólico”, exposición en la que los artistas Sebastián Salvo, Sebastián Martínez, Cristian Oliva, Amanda Rodríguez, Gaspar Álvarez, Sacha Seguel y Wladymir Bernechea hacen confluir sus obras bajo una misma premisa: la melancolía y las dificultades que plantean los mismos artistas sobre su oficio.

El añoso edificio patrimonial alberga en sus dos pisos una gran variedad de formas y colores en su máxima expresión clásica, como pintura al óleo, acuarelas y grafitos. También nos presenta una pizca de video, ilustraciones y abstracciones, manifestando los nuevos medios en el arte. Entre los variados artistas que componen la exposición es posible establecer que su círculo de trabajo es el redescubrimiento del cuerpo humano y la experiencia sensible; además de identificar una figura humana plasmada en su soporte, se genera un diálogo e identificación con el espectador, es un encuentro armonioso entre el cuerpo artificial y el cuerpo material. Por ejemplo, en las contorsiones acuareladas de Amanda Rodríguez, se logra un equilibrio perfecto al inscribir una figura sobre un fondo blanco casi inexistente. En contraposición al fondo blanco de Amanda, Sebastián Salvo dispone, con precisas pinceladas, unos sobrios retratos totalmente expresivos que rememoran al más puro estilo barroco —las similitudes de un Velázquez son atrapantes—, pero con un claro estilo propio.

Visitar la muestra comprende un envolvimiento de distintas formas de hacer arte desde siete conciencias distintas, siete artistas que definen su propia línea pictórica, lo que al principio podría parecer caótico, pero las obras se disponen en estas murallas de tal manera que siguen una línea común, como ya señalé, de la melancolía.

No es necesario ser un erudito en bellas artes para tener una idea de lo que las obras muestran. Son imágenes que podríamos encontrar en la cotidianeidad, representadas con la ligereza de los materiales artísticos. Casi podemos palpar lo que vemos, la delimitación de los cuadros sugiere una mirada trascendental, no hay un límite explícito, las figuras están contenidas y a la vez quieren escapar y configurar un relato con el espectador.

La muestra estará abierta al público hasta el viernes 17 de agosto, de martes a sábado de 10:00 a 13:30 y de 14:30 a 17:30, en calle Esmeralda 749, cerca del metro Plaza de Armas. Ubicada en pleno corazón de Santiago, esta muestra es una gran oportunidad para aprovechar una ciudad cargada de expresiones artísticas y patrimoniales en muchos de sus rincones.

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Magdalena Zúñiga Velasco (1997). Estudiante de Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile. Colaboró como ilustradora en la plaquette colectiva Tráfagos (2018). Es editora de la revista Punto de Fuga, de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile.

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Conquista del soporte como obra. «Fuera de Servicio» de Robinson Hakim Estibill

por Magdalena Zúñiga

Los nuevos medios en el arte, entendidos como un giro a las formas o conceptos tradicionales, y que sugieren una exploración de los soportes, medios y técnicas, han hallado en su creciente terreno propio una vía artística provechosa. Es decir, de un conjunto de materiales disponibles para ciertas tareas quizás cotidianas, que el artista emplea para darles una nueva forma, los manipula para convertirse en “obra de arte”.

Un claro ejemplo de estos nuevos medios fue Jackson Pollock, quien desde la década de 1930 revolucionó las maneras de configurar el arte y sus soportes, abriendo un gran espacio para repensar el campo y el oficio artístico, al cambiar la percepción de los espectadores, cuestionándose cómo producir arte. Durante los últimos años, dentro de este campo, hemos visto que el tratamiento lúdico de los materiales se evidencia en la irrupción de los mismos sobre el soporte.

Es en este último punto donde el arte generado con medios y técnicas no convencionales, para Robinson Hakim Estibill significa un gran potencial y constituye su exposición “Fuera de servicio”. En esta nos explica que el espacio público, entendido como una saturación de objetos de pertenencia pasajera, puede ser despojado de una capa de barniz para ser visto en calidad de “obra de arte”. Desde ese momento sus múltiples colores, responden no solo a una decoración, sino también a una apreciación estética.

Para conseguir este fin, Robinson creó un nuevo método: él emplea la lija sobre los objetos, y de este modo la misma se transforma directamente en un soporte donde los materiales yacen autónomos, además de estar presente, paralelamente, la invocación al objeto de donde fueron extraídos.

En sus creaciones, existe una dualidad que se puede apreciar a lo largo de la exposición,  la de tratar lo urbano, callejero e informal como una solución formal, mezclando elementos y una vasta gama de colores a disposición del pensamiento artístico de Robinson. El resultado es organizado de manera tal, que la composición resultante olvida su concepción violenta (que responde a la acción de lijar) y se posicionan trazos como verdaderas pinceladas sobre lienzo.

Estos nuevos conceptos artísticos son los que nos sugieren un constante cambio, a nosotros como espectadores y al artista como portador de una misión. Robinson con “Fuera de servicio” nos invita a pensar el arte como un oficio que puede ser concebido desde cualquier punto u objeto, la creatividad toma el camino de una gran libertad al poseer materiales que se consideran necesarios, para luego reflexionar y modificar su naturaleza en favor de la ejecución artística.

Su exposición se encuentra en AIEP en plena comuna de Providencia, ubicado en Triana 820, hasta el 20 de julio del presente año, de 08:30 a 22:30. Es posible recorrer la sala en una tarde libre, en un pequeño paseo para degustar nuevos estilos de arte y nuevos artistas que quieren dar a conocer su trabajo innovador.

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Magdalena Zúñiga Velasco (1997). Estudiante de Teoría e Historia del Arte en la Universidad de Chile. Colaboró como ilustradora en la plaquette colectiva Tráfagos (2018). Es editora de la revista Punto de Fuga, de la Facultad de Arte de la Universidad de Chile.

 

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Saber que es de noche. ‘Nocturnal’, de Micaela Paredes

por Luis Aránguiz

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Nocturnal es una obra del des-aliento. Es la agitación de las aguas calmas. Su existencia es la de un latido profundo y silencioso que quiere hacerse oír entre las noches del mundo. Y, con todo, es una obra que, repentinamente, puede parecernos sapiencial. El cuidado rítmico con que ha sido tejido cada poema es sin duda uno de los méritos que destacan a esta obra, en medio de una noche en la que, como antaño la tierra, pareciera no haber más que vacío y desorden. Pero eso aún sería muy poco para hacer de este libro una obra notable.

La noche es el tema de este libro. Pero no basta al hablante saberse parte de ella. Versos como “solo la noche sabe cuánta noche /cría un cuerpo atizado por la pena” (29) revelan cuánto de la noche misma puede saber quien la habita. No es simplemente estar, es conocer e, incluso, relacionarse. Al decir “Vivir es soñar días sabiendo que es de noche” (23), el hablante vuelve a la noche una condición existencial oculta tras el ropaje onírico de aquello que llamamos vida. El día es la ocasión que revela la existencia de una voluntad consciente de su noche. Solo quien sabe que es de noche, puede soñar el día. Pero la noche también es apertura: “La tierra anochecida espera abierta / y todos tus finales hoy convergen / para iniciar el último comienzo” (39). ¿Podrá ser el día, el sueño, el vivir, una clausura? ¿Será la tierra anochecida la posibilidad de todo existir?

En una vieja carta de 1918, casi unos 100 años antes, un alegre Vallejo decía a sus amigos que “la tierra es un enorme corazón de mujer joven”. Quizá, en esta ocasión debiésemos invertir la fórmula del maestro peruano y decir: “Un enorme corazón de mujer joven es la tierra anochecida”.  Porque solo de un corazón que ha palpado las horas oscuras, que amasó con silencio al verbo entre las penas, que se hizo uno con la noche, es posible esperar un poemario como Nocturnal. Ahí la última sapiencia de esta obra, la sapiencia de su autora y el aliento entrecortado de quienes, como el hablante, inician como un sueño sus últimos comienzos.

Nocturnal

Micaela Paredes

Cerrojo Ediciones, 2017.

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Luis Aranguiz Kahn (1991). Licenciado en Letras Hispánicas de la Pontificia Universidad Católica de Chile. Ha escrito sobre la relación entre literatura y religión en medios como White Rabbit (UC), Cuadernos Judaicos (U. de Chile) y Critica.cl. Actualmente cursa el magister en estudios internacionales, IDEA-USACH.

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