por Damien Saugeon
Mi muñequita (la farsa) es una de las primeras obras del dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón.
Nunca fue montada en Chile. Por primera vez, en Santiago podemos ver una puesta en escena de una compañía chilena. Durante una hora el público descubrirá los secretos de una familia normal que un día empieza a jugar con la muerte y cómo poco a poco esta familia pierde el control de la situación. ¿Hasta dónde la muerte puede matar o herir en esta familia? ¿Quién es responsable? ¿Por qué un juguete como una simple muñequita, linda, graciosa y tierna nos parece un juguete del demonio peor que Chuky? Hablando del demonio, ¿no sería él mismo que maneja toda esta tragicomedia arreglada como una caja de música?
La compañía “La mala nueva” se hace cargo de entregar al público malas noticias con una gran sonrisa . No sabes porqué, pero vas a agradecérselos como después de recibir una multa. Vas a reír y no está bien reírte de la muerte y de sus consecuencias. No está bien −piensas− pero ya pusieron el virus en tu sangre y empezarás a analizar las razones de tu risa o de tu emoción. Abrir los ojos sobre el mundo riéndose, así se puede resumir la línea artística de la compañía que presentó el año pasado una versión de Ángeles en América de Tony Kushner. En Mi muñequita todos son actores de la Universidad Católica reunidos por Pablo Dubott alrededor del texto de Gabriel Calderón y con una puesta en escena del director francés Adel Hakim.
Fiel al texto del autor la puesta en escena subraya los contrastes y las preguntas entre el bien y el mal… y la imposibilidad de juzgar a nadie. Cada personaje hace lo que hace por una razón que finalmente el espectador puede entender. Entonces, ¿cómo juzgarlos? ¿Con qué criterios? Eso es posible porque la gran humanidad de cada personaje existe aunque sus actos sean terribles y asquerosos.
El diseño de Víctor López apoya al argumento de la obra con una escenografía en blanco y negro con algunas manchas rojas como las huellas de sangre que van a arruinar a toda esta familia y que no pueden borrar.
Gabriel Calderón es un autor contemporáneo que conoce desde hace un par de años un éxito mundial que va creciendo. Sus obras son publicadas y montadas en Uruguay, en Francia, en Argentina, en Brasil…
Calderón es profundamente amante del teatro y de la comedia humana (escribió más de 20 obras de teatro), tiene una libertad total con respecto a su estilo y su capacitad de hacerse cargo de todos los temas delicados del continente sudamericano. Trata de la familia (Mi Muñequita), de la religión (UZ el pueblo o La mitad de Dios), de la dictadura y de los desaparecidos (OR y EX). Y el uso de los códigos de la comedia dentro de las situaciones trágicas provocan un choque terrible. Reírse de todo lo que es prohibido, vergonzoso, cruel, dramático, nos obliga a preguntarnos:
¿Cómo puedo reírme de eso?¿Me estoy riendo pero no es realmente loque pasó en la vida real?¿Me estoy riendo pero en mi familia no fue así?
Eso no es realmente posible con una tragedia porque la empatía nos pone dentro de la situación, tenemos pena por el personaje, por la situación. Las lágrimas nos encierran, de una cierta forma no podemos tomar distancia, salvo si la tragedia no nos emociona. Entonces nada pasa, negamos todo. Con la comedia del estilo de Gabriel Calderón se desarrolla un movimiento muy vivo entre el uso emocional de la tragedia para atrapar al espectador y el uso curativo de la risa para salir de la situación trágica y cuestionarse sobre el comportamiento de los personajes, sobre el grotesco de la situaciones para finalmente darse cuenta que esta risa es muy siniestra. Muy a menudo el registro cómico es como el el pariente pobre del teatro contemporáneo, el registro poco serio que sirve para la diversión y para el teatro privado de mala calidad. Sin embargo, Calderón sin pretender defender un género más que otro, usó la comedia como un arma muy eficaz y sutil que le permite convertir los temas sudamericanos en temas totalmente universales. En Mi Muñequita, por ejemplo, se trata de los secretos de familia. La familia sudamericana con sus esquemas y sus valores, pero la comedia exige un dibujo tan grande de los personajes, que tocan algo más universal.
Espero que disfruten como yo de estas funciones locas y radicales.
hasta el 27 de Octubre (Jueves a Sábado 22 hrs., Domingo 21 hrs.)
Terraza Sidarte, Ernesto Pinto Lagarrigue 131, Recoleta
Precios: $3000 general, $2000 estudiantes y tercera edad. Jueves Popular 2 x 1 en entrada general
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Damien Saugeon (1979, Bordeaux, Francia )
Es actor y fundador del Collectif Quatre Ailes. Ha participado en diferentes obras de teatro, sobre todo en el registro del teatro multidisciplinario y el circo contemporáneo (reciente: l’oiseau bleu revisité o partition magnétique). Enseña teatro en Francia y da talleres internacionales para adolescentes, estudiantes y profesionales. Es también diplomado en ciencias de la información y de la comunicación.